El cáncer de vulva es relativamente raro, siendo el quinto en frecuencia del aparato genital femenino.
La edad de aparición ronda los 65-75 años, encontrándose como factores de riesgo el tabaco, los inmunosupresores, el cáncer de cuello de útero, el virus del papiloma humano, etc.
El síntoma principal es el picor vulvar de larga evolución, acompañado de heridas, ardor u otras manifestaciones en la zona genital, predominando en los labios mayores. Es posible la extensión a estructuras vecinas como uretra, vagina, pliegues inguinales y ano.
El diagnóstico se hace mediante una biopsia del centro de la lesión. Además, si existe algún ganglio linfático inflamado se suele aspirar para analizar su contenido.
Una vez diagnosticado, el tratamiento consiste en extirpar la zona afectada, siempre dependiendo del estadio en el que se encuentre, pudiendo ser necesario además el tratamiento con quimioterapia y radioterapia. En algunas ocasiones, si no es posible la cirugía, se trata únicamente con quimioterapia y radioterapia.
Aunque el cáncer de vulva es muy poco frecuente, es importante que acudas a tu médico/matrona ante cualquier indicio que te haga sospechar. Lo más seguro que se trate de otro problema de salud mucho más leve, pero es importante salir de dudas. La detección y tratamiento a tiempo puede salvar vidas.