Hoy os voy a hablar sobre la vagina.
La vagina es un canal muscular y membranoso, de entre 7 y 10 cm de longitud que comunica la vulva con el útero.
Se trata de una cavidad virtual, es decir, sus paredes suelen estar en contacto, pero estas paredes son muy elásticas y pueden dilatarse lo suficiente como para alojar el pene durante el coito o convertirse en el canal del parto si surge un embarazo.
La vagina tiene una forma de protección frente a infecciones: la flora vaginal, que son un conjunto de microorganismos que viven sobre las paredes de la vagina sin generar ningún trastorno, sino desarrollando una función positiva. Entre los integrantes de esta flora, destacan los denominados Bacilos de Döderlein, unos gérmenes que se nutren principalmente de sustancias azucaradas localizadas en la vagina, originando a partir de ello ácido láctico (pH ácido). La acidez producida en la vagina por estos bacilos resulta muy beneficiosa para impedir el desarrollo de infecciones.
Por este motivo, para la limpieza de la vagina no es necesario el empleo de duchas o lavados internos, ya que pueden eliminar la flora vaginal y favorecer por ello las infecciones.