El cuerpo, la mente y las emociones forman parte de un todo, por lo que habrá que cuidarlas por igual, beneficiando así a la mamá y al bebé.
La relajación es un elemento importante que ayuda en el proceso del embarazo y a las personas que lo rodean.
Durante el embarazo es frecuente que la embarazada, su pareja e incluso los familiares cercanos tengan miedos, preocupaciones, y otros sentimientos que les generen estrés. Con las técnicas de relajación podemos canalizar ese estrés y prepararnos para el parto. Además, el efecto de la relajación también lo va a poder disfrutar el bebé que está en el útero, por lo que es un buen momento para empezar a conectar con él y de regalarle un ratito especial.
Los estudios realizados sobre los efectos fisiológicos y metabólicos que se dan durante la práctica de la relajación han observado que se producen distintos cambios que afectan a nivel general:
- Hay un incremento en la circulación sanguínea cerebral.
- Se aprecian cambios electroencefalográficos de ritmos alfa y beta.
- Hay un descenso del consumo metabólico de oxígeno.
- Disminuye el tono muscular.
- Se produce una vasodilatación periférica.
- Disminuye la intensidad y la frecuencia cardiaca.
- Disminuye la tensión arterial.
- Disminuye la frecuencia respiratoria y aumenta su amplitud.
- Aumentan las secreciones digestivas y salivares.
- Disminuye la tasa del cortisol y prolactina en sangre.
Estos cambios se experimentan de forma subjetiva y objetiva, mediante distintas sensaciones:
- Respiración profunda y rítmica.
- Distensión muscular.
- Sensación de calor interno y cutáneo.
- Latido cardiaco rítmico y suave.
- Sensación de tranquilidad.
Pero a pesar de los efectos positivos que el entrenamiento de relajación conlleva, hay situaciones en las que no se recomienda su práctica o donde se requiere una supervisión de esta antes, durante o después de su realización, como puede ser:
- Cuando existe un trastorno psiquiátrico grave.
- Cuando existe patología médica como hipertensión, diabetes, epilepsia, etc. En estos casos el entrenamiento de la relajación precisa de una supervisión profesional.
Recomendaciones prácticas
- La relajación es una habilidad y su aprendizaje requiere de tiempo.
- Cuando la relajación es efectiva se produce, en ocasiones, una sensación de hormigueo o de flotar.
- Hay que permitir que “las cosas ocurran”, no hay que controlar las sensaciones, solo dejarse llevar.
- No hay que utilizar un vestuario especial. Es conveniente sentirse cómodo tanto con la ropa como con el lugar donde se realizan los ejercicios. La postura la adopta cada uno según sus preferencias o en función de las condiciones externas. Si nos encontramos en nuestra casa, quizás preferimos utilizar el sofá o la cama.
- Cuando se realice el entrenamiento, es importante crear un ambiente aislado, donde el teléfono o el timbre no interrumpa el ejercicio.
- La interrupción brusca del mismo produce una sensación desagradable, semejante a la que experimentamos cuando nos despiertan de manera repentina.