La respiración es un proceso fisiológico involuntario y automático, mediante el cual se extrae oxígeno del aire inspirado y se elimina dióxido de carbono a través del aire espirado.
La respiración es uno de los elementos básicos en el trabajo de parto y sufre modificaciones durante la gestación.
Durante el embarazo se producen cambios en la respiración, principalmente debidos al efecto mecánico del crecimiento del útero, al aumento de consumo de oxígeno y al efecto de la progesterona.
Saber cómo respirar ayuda a eliminar tensiones y crear un estado de relajación. Además, al oxigenarse bien la embarazada y el bebé, se mejorará su estado durante el embarazo y trabajo de parto.
Se recomienda realizar ejercicios de respiración diariamente, para conseguir un entrenamiento adecuado y que puedan llevarse a cabo en las mejores condiciones el día del parto.
Tipos de respiraciones
Existen 3 tipos diferentes de respiraciones: respiración abdominal, respiración torácica y respiración supraclavicular.
La respiración abdominal o de bajo vientre consiste en coger el aire hinchando bien los pulmones, por lo que funcionan a pleno rendimiento permitiendo oxigenar mejor el cuerpo de la mamá y el feto. Esta respiración induce a un estado de calma.
La respiración torácica consiste en coger el aire hinchando el pecho, sin llenar los pulmones por completo, por lo que la oxigenación será menor que en la anterior respiración.
La respiración supraclavicular o de emergencia se pueden efectuar colocando la boca en forma de “U” o también con la nariz. Consiste en coger el aire hinchando las clavículas de manera rápida. Es un tipo de respiración que puede provocar hiperventilación, agota y se utilizará únicamente cuando sea imposible realizar las otras respiraciones descritas anteriormente.
Es importante entrenar la respiración abdominal e incluso la torácica de espiración lenta, no sólo en situaciones normales, sino también en situaciones de esfuerzo y de estrés. Y es importante la colaboración de otra persona en estos entrenamientos.