Hoy os voy a hablar sobre la vitamina D y embarazo, ya que es un tema sobre el que me preguntan muchas mujeres.
La vitamina D o calciferol, se puede obtener tanto de la dieta como de la exposición a las radiaciones solares.
Sus requerimientos son básicamente obtenidos a través de la exposición solar, ya que son muy pocos los alimentos que contienen de manera natural esta vitamina. Los principales alimentos que contienen vitamina D son el aceite de hígado de pescado, el salmón y otros pescados azules y la leche y los cereales fortificados.
Respecto a la obtención a través de las radiaciones solares, la estación del año, la latitud, el tiempo de exposición solar, la pigmentación de la piel, la edad o el uso de protectores solares, pueden influir en su producción cutánea.
Su principal función es mantener los niveles de calcio y fósforo en sangre dentro de la normalidad, favoreciendo la absorción de calcio y la mineralización de los huesos. También, junto con la hormona paratiroidea, moviliza los depósitos de calcio desde el hueso si la ingesta de calcio en inadecuada, actuando el hueso como un almacén.
Actualmente, no se recomienda determinar los valores de vitamina D a todas las mujeres embarazadas. Sin embargo, si se recomienda determinar los valores de vitamina D al inicio del embarazo en las gestantes con más riesgo de déficit de esta vitamina, como sería, la obesidad, riesgo de preeclampsia aumentado, poca exposición al sol o antecedentes de cirugías gastrointestinales que imposibiliten la absorción de esta vitamina a través de los alimentos.
Las carencias de vitamina D pueden provocar raquitismo en la infancia y otros problemas óseos en la edad adulta. Durante el embarazo, las mujeres con vitamina D baja tienen mayor riesgo de desarrollar preeclampsia, diabetes gestacional, infecciones vaginales o de acabar en cesárea.
La administración de suplementos de vitamina D a la mujer embarazada con deficiencia, aumenta los niveles de esta vitamina en la madre y el feto y disminuye la incidencia de bajo peso al nacer, poco calcio o convulsiones en el recién nacido y problemas óseos en la mujer. Por el contrario, un exceso de vitamina D puede originar complicaciones, por lo que habrá que controlar los niveles y no suplementar sin saber exactamente que existe un déficit de esta vitamina.